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domingo, agosto 27, 2006

Bichos y más bichos.

"En un país multicolor, había una abeja bajo el sol,
y fue famosa en el lugar, por su alegría y su bondad."

Bondad que no tiene ninguna de las amenazadoras abejas de Alemania. Es increible la cantidad de abejas que te puedes encontrar (en realidad son ellas las que te encuentran a ti). No hay día en el trabajo o fuera de él, en el que las abejas no hagan acto de presencia. En el mercado en la calle Zeil, en los puestos de frutas, hay unos enjambres increibles. Lo peor de todo es que no se espantan con facilidad. He visto más de un caso durante mi estancia aquí en el que la persona, tratando de espantarla (lógicamente en estos casos no se ha fijado que es una abeja, ya que piensa que es una mosca), pone la mano encima y aguijonazo al canto. Si, la abeja luego morirá, pero el daño ya está hecho.

Por suerte, y esperemos que siga así, no me ha picado ninguna. Siempre estamos pendientes todos. Cuando vemos revolotear alguna los movimientos que hacemos para espantarlas son bastante extraños. Cualquiera diría que nos estamos inventando un baile.

Una de las zonas por las que solíamos sentarnos a comer es en las afueras del edificio. En la imagen se puede ver un poco. Es la zona justo detrás y al lado del cartel, en la hierba o en la zona metálica pegada al edificio. Mietras no hiciese demasiado frio, nos sentrabamos y conversabamos durante nuestro merecido descanso.

No se si es que les atrae la comida, la gente, los perfumes, o yo que se, pero el caso es que durante las comidas, nos pasamos mucho tiempo tratando de espantarlas o esperando que con suerte se decidiera por la comida de otro. En una ocasión encerramos a una en una tarrina de una ensalada de esas preparadas (después de habersela comido la persona) y en otra ocasión en una caja de pizza, pero se escapó por uno de los agujeros.

También están los mosquitos. Bueno, ya no tanto. Mientras me quedaba a dormir en el sofá-cama, no hicieron acto de presencia, pero cuando me tocó dormir en una de las camas, se cebaron. En una sola noche me picaron como 10 veces. Una en la mano izquierda, dos en la derecha, dos en el costado izquierdo, dos a la altura de la cintura en el lado izquierdo (aunque aqui parecían más multiples picadas, pues eran enormes), una en la espalda y otra en el pie.

Esta es una foto tomada tumbado en la cama en cuestión. Hay un poco de desorden, pero está relacionado con la lavandería y sus "estupendas" secadoras.

Pero lo más "divertido" de todo, es que no se dedicaron a picar a nadie más. Al cabo de un par de días me picaron un par de veces más en el codo derecho. Poco después me volví a trasladar al sofá, y desde entonces no se han percatado de mi huida.

Para rematar el post de los bichos, sobre la "cama de los mosquitos" hay una ventana. Esta ventana está en el mismo tejado. No muy lejos de ella (en el exterior), hay un ventanuco en el que las palomas parecen tener un bunquer. Pues bien, la primera mañana tras trasladarme a la cama, habiendo tenido turno de noche (terminaba a las 11)y acostandome a las 2 de la mañana, las hijas de %&$%# de las palomas se pusieron a picotear en el cristal de la ventana. No me importa que se pongan a pasear por el tejado, ni que hagan el típico ruidito, pero el picotear el cristal me despertó completamente. Al abrir la persiana, me ecuentro a la muy delicuente mirando para mi como quien dice:

"¿Y tu quién eres?¿Qué haces aqui?¿Dónde está el otro individuo que se acostaba ahí?"

La espanté y vi que hora era. ¡¡¡Las 7 de la mañana!!!. Me fue imposible dormirme de nuevo, y fue un día horroroso.

Una foto de la ventana en cuestion.