La centrifugadora Nº 31
Bueno, tenía pensado hablar del tema de la lavandería en algún momento, pero la sintuación de ayer tarde es la que ha dado pie a que encabezase la lista de cosas a contar.
Antes de contar el suceso en cuestión, vamos a hablar de la lavandería. La "increible" lavandería queda a muy poca distancia de la casa. Supone cruzar la calle Elisabethenstraβe, que es por donde pasan las lineas 30 y 36, las que antes tomabamos para ir al edificio antiguo (voy a tener que pensar seriamente lo de poner las fotos de mis mapas, pues si no, es como no decir nada), y avanzar un poco por una de las calles transversales a esta. No muy lejos, como a unos 50 metros, llegamos a la lavandería. Es facil de reconocer, sobre todo porque al mirar hacia el interior a través de sus grandes cristaleras, se pueden ver muchas lavadoras.
Pues bien, el horario de apertura es de 6 de la mañana hasta las 11 de la noche. La primera vez que llegamos, uno no sabía que hacer, ya que no tengo ni la más mínima idea de como usarlas, y todos los carteles están en alemán. Pues nos acercamos a un chico que iba a hacer su colada (mira que decir colada cuando de siempre he dicho "lavar la ropa"), y en inglés nos explicó que tras poner la ropa en la lavadora había que asegurarse que la tapa estaba bien cerrada (algo importante y lógico), luego vamos a una pared donde había unas ranuras para meter el dinero (o billetes de 5 o 10 €). En una ranura solo se pueden introducir monedas de 0'50€ y en la otra el resto menos las de 1 y 2 céntimos de euro.
Tras pagar 3€ que cuesta poner en marcha la lavadora, se pulsa el botón con el número de la lavadora que estás usando. También has de pulsar un botón (el que esté encendido) y te dan el detergente en polvo (solo un vasito), que lo has de añadir en dos sitios: un poco para el principio del lavado y otro poco para el resto. Si le quieres poner suavizante, tienes que pagar 0'20€ por un taponcito. Cuando ya está todo listo, vas a la lavadora y selecionas la temperatura del agua y pulsas "play". Vale, es una tecla con un símbolo parecido. Y automáticamente comienza el lavado. En una pantallita en la lavadora aparece el número de minutos que va a tardar.
Cuando termina, y si hay alguna cestita con ruedas libre, sacas toda la ropa y vas a las secadoras. El proceso es similar y hay que acordarse de revistar el filtro de la secadora y limpiarlo si tiene mucha pelusa. El coste por usarla es de 0'50€ durante 15 minutos. Vas a la maquina, introduces el dinero, seleccionas el número de la secadora y ya puedes elegir la temperatura y volvemos a darle al "play".
Hay que reconocer que finalmente solo usamos la secadora para la ropa interior y alguna prenda que prácticamente esté seca, ya que en 15 minutos no da tiempo de que se sequen las prendas gruesas. Tienes que gastarte mucho dinerito y tiempo para que quede bien seca. Como salía muy humeda, la traemos rapidamente a casa y la repartimos por ella para que se seque mejor.
Visto lo que pasaba con las secadoras, decidimos invertir el dinero en la centrifugadora (cuesta lo mismo que la secadora, aunque termina mucho antes), ya que así por lo menos, quedaban menos mojadas y luego se "tiende" por la casa. La centrifugadora es de un uso más facil, pues pones la ropa, cierras la tapa (haces presión para ello) y como el resto de las maquinas (pagas, seleccionas número, y apretas el botón correspondiente).
Pues bien. Casi siempre hay alguna lavadora o secadora rota, y de las 3 centrifugadoras, solo funcionan 2. Una de ellas es la que siempre usamos, la "Centrifugadora Nº31". Ayer tarde, tras haberla usado una vez, pusimos una segunda carga.
Pues bien, al darle al botón de encendido, empezó a moverse un poco, pero como ya uno la conoce, pues la sujeté pensando que era por la tapa. Pero, ¡¡¡Bum, bam, bum!!! ¡¡¡LA MUY LOCA EMPEZÓ A DAR SALTOS!!!. Yo, que la estaba sujetando, me acojoné, para que mentir. Y de repente se para. Nosotros nos quedamos mosqueadisimos, ya que los ruidos que hizo denotaban que se había roto. Es más, yo tuve la sensación de que el bombo (vamos, la pieza interior que gira), se había desencajado. Pues al abrir la tapa, efectivamente, no solo se había desencajado (se notaba), sino que olía a quemado. Empecé a sacar la ropa, y mi compañero me dijo que por que no la usabamos de nuevo, que quizas era que no estaba bien repartida la ropa. Le comente que olía a quemado, y cuando se acercó, lo corroboró. Pusimos un cartelito de "no me uses que estoy rota" y nos llevamos la ropa mojada a casa. No se lo que pasará, pero la semana que viene nos volveremos a encontrar.
Antes de contar el suceso en cuestión, vamos a hablar de la lavandería. La "increible" lavandería queda a muy poca distancia de la casa. Supone cruzar la calle Elisabethenstraβe, que es por donde pasan las lineas 30 y 36, las que antes tomabamos para ir al edificio antiguo (voy a tener que pensar seriamente lo de poner las fotos de mis mapas, pues si no, es como no decir nada), y avanzar un poco por una de las calles transversales a esta. No muy lejos, como a unos 50 metros, llegamos a la lavandería. Es facil de reconocer, sobre todo porque al mirar hacia el interior a través de sus grandes cristaleras, se pueden ver muchas lavadoras.
Pues bien, el horario de apertura es de 6 de la mañana hasta las 11 de la noche. La primera vez que llegamos, uno no sabía que hacer, ya que no tengo ni la más mínima idea de como usarlas, y todos los carteles están en alemán. Pues nos acercamos a un chico que iba a hacer su colada (mira que decir colada cuando de siempre he dicho "lavar la ropa"), y en inglés nos explicó que tras poner la ropa en la lavadora había que asegurarse que la tapa estaba bien cerrada (algo importante y lógico), luego vamos a una pared donde había unas ranuras para meter el dinero (o billetes de 5 o 10 €). En una ranura solo se pueden introducir monedas de 0'50€ y en la otra el resto menos las de 1 y 2 céntimos de euro.
Tras pagar 3€ que cuesta poner en marcha la lavadora, se pulsa el botón con el número de la lavadora que estás usando. También has de pulsar un botón (el que esté encendido) y te dan el detergente en polvo (solo un vasito), que lo has de añadir en dos sitios: un poco para el principio del lavado y otro poco para el resto. Si le quieres poner suavizante, tienes que pagar 0'20€ por un taponcito. Cuando ya está todo listo, vas a la lavadora y selecionas la temperatura del agua y pulsas "play". Vale, es una tecla con un símbolo parecido. Y automáticamente comienza el lavado. En una pantallita en la lavadora aparece el número de minutos que va a tardar.
Cuando termina, y si hay alguna cestita con ruedas libre, sacas toda la ropa y vas a las secadoras. El proceso es similar y hay que acordarse de revistar el filtro de la secadora y limpiarlo si tiene mucha pelusa. El coste por usarla es de 0'50€ durante 15 minutos. Vas a la maquina, introduces el dinero, seleccionas el número de la secadora y ya puedes elegir la temperatura y volvemos a darle al "play".
Hay que reconocer que finalmente solo usamos la secadora para la ropa interior y alguna prenda que prácticamente esté seca, ya que en 15 minutos no da tiempo de que se sequen las prendas gruesas. Tienes que gastarte mucho dinerito y tiempo para que quede bien seca. Como salía muy humeda, la traemos rapidamente a casa y la repartimos por ella para que se seque mejor.
Visto lo que pasaba con las secadoras, decidimos invertir el dinero en la centrifugadora (cuesta lo mismo que la secadora, aunque termina mucho antes), ya que así por lo menos, quedaban menos mojadas y luego se "tiende" por la casa. La centrifugadora es de un uso más facil, pues pones la ropa, cierras la tapa (haces presión para ello) y como el resto de las maquinas (pagas, seleccionas número, y apretas el botón correspondiente).
Pues bien. Casi siempre hay alguna lavadora o secadora rota, y de las 3 centrifugadoras, solo funcionan 2. Una de ellas es la que siempre usamos, la "Centrifugadora Nº31". Ayer tarde, tras haberla usado una vez, pusimos una segunda carga.
Pues bien, al darle al botón de encendido, empezó a moverse un poco, pero como ya uno la conoce, pues la sujeté pensando que era por la tapa. Pero, ¡¡¡Bum, bam, bum!!! ¡¡¡LA MUY LOCA EMPEZÓ A DAR SALTOS!!!. Yo, que la estaba sujetando, me acojoné, para que mentir. Y de repente se para. Nosotros nos quedamos mosqueadisimos, ya que los ruidos que hizo denotaban que se había roto. Es más, yo tuve la sensación de que el bombo (vamos, la pieza interior que gira), se había desencajado. Pues al abrir la tapa, efectivamente, no solo se había desencajado (se notaba), sino que olía a quemado. Empecé a sacar la ropa, y mi compañero me dijo que por que no la usabamos de nuevo, que quizas era que no estaba bien repartida la ropa. Le comente que olía a quemado, y cuando se acercó, lo corroboró. Pusimos un cartelito de "no me uses que estoy rota" y nos llevamos la ropa mojada a casa. No se lo que pasará, pero la semana que viene nos volveremos a encontrar.